viernes, 1 de marzo de 2013

Yo en su cabeza


"Contraventanas cerradas. El polvo de un yo anterior, que vacía el espacio que no lleno. Esta luz que crece en un rincón del cuarto, adonde todo el cuarto se ha movido." Paul Auster



Creo que hace frío afuera. Las veces que me expulsaste con violencia salí muy desabrigado y lo sufrí bastante. Menos mal que generalmente sucede la misma secuencia: mientras me empujaba tu mano derecha, con la izquierda me tomás de un tirón para que me quede un rato más. Básicamente es el equilibrio del frío de la despedida y el calor del "tal vez". Y así pasan mis días, soy un ente tironeado entre el adentro y lo otro, aquello que ni siquiera quiero nombrar.

La frontera la conozco de memoria, está repleta de otros que quieren entrar. Los miro desde adentro como intentan trepar los muros de tu imaginación tratando de entenderte y de llegar. En parte los compadezco porque estuve en sus zapatos, intentando llegarte. Pero en un principio mi entrada fue mas sencilla, casi triunfal te diría. No hubo desfile ni agasajo, pero si una puerta abierta que me invitaba a pasar con el fin de, al menos alejarme del frío y la tormenta. En esos tiempos era casi un visitante ilustre, con placa y todo.

Ni bien llegué, hice lo que siempre hago cuando ingreso a un lugar nuevo; Miré absolutamente todo en silencio. Debo confesar que lo que vi en un principio me volvió loco, sentí que ese espacio que me alojaba era una cabaña de un lugar hermoso, sin rutina, sin horario, sin frío, vacaciones del mundo. Vi libros, música, cuadros, sensaciones interesantes y promesas... muchas promesas. Tal vez ese fue el problema, creo que dejé demasiado equipaje, mas del permitido supongo, porque de a momentos me llegaban tus cartas documento invitándome amablemente a desalojar inmediatamente el inmueble, luego te retractabas, luego me desalojabas, luego me tironeabas como al principio, luego me expulsabas como al final...

Y así pasaron los días, intentando descubrir en corto plazo todo lo posible para quedarme y vos, oscilando entre echarme y darme la suite presindencial de tu mente.

Es una espera que por momentos desespera e incluso me lleva a buscar y encontrar otros hogares, algo mas simple y acogedor que esta circunstancia, que este suelo que tiembla todos los días pero que nunca termina de derrumbarse.

Lo mas simple en este caso sería simplemente mandarme a mudar a mi mismo, lejos de acá, lo mas lejos posible. Pero hay algo que me retiene, que nos retiene. Tal vez sean estas letras a las cuales tomamos de rehén para decirnos lo que cara a cara nos cuesta horrores. O probablemente ese algo no sea otra cosa más que la frágil certeza de que "algo" puede pasar. Y si ese "algo" nos arrebata la rutina, nos cambia los domingos por sábados, nos entrega besos en lugar de lágrimas, caricias en lugar de indiferencias, letras en lugar de números, poemas en lugar de contratos, tal vez valga la pena el tironeo la confusión el frío la paciencia, la espera.

Tal vez valga la pena quedarme simplemente un rato mas. O tal vez no. O tal vez...


Guille

1 comentario:

Cristálida dijo...

muy bueno guille!!! impecable