jueves, 18 de septiembre de 2008

sábado, 13 de septiembre de 2008

Paciencia: Ultima parte

“cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos” ( J. Sabina )

“El rompecabezas que no termine”( Paez - Sabina )


Llegó el final. Hubiese sido interesante que este esperar durara mas que una introducción y esta despedida, pero lo dije en el capitulo anterior cuando afirmaba que la paciencia se contrapone a esas violentas decisiones, a las malas decisiones. Hace una semana mi paciencia me libró de la penosa tarea de optar, optó por si misma y presento la renuncia indeclinable a todo esto, a tu color, a mi ilusión, a tu indecisión, a mi locura, a tu beso, a mi naufragio, a tu canción, a nuestra violencia, a nuestra poesía… a todo lo que había y ya no hay… será que el destino de los poetas sea el de justificar lo injustificable? Defender lo indefendible? Me gustaría creer que no, quisiera pensar en ese final feliz que en voz muy baja (casi susurros, casi no te escucho) me propones pero la paciencia no va a volver, la conozco, lo bien que hace… talvez quede guardada del mismo modo que aquel paraguas que usamos poco ( porque llueve poco ) hasta que recuerde su existencia en el momento en que la calle me reciba con gotas de vos, y me empape de vos…
Pero calma, es de noche y me despido, nos despedimos sin mas indemnización que estas palabras arrancadas antes de gritar con certeza que cuando la noche es mas oscura se viene el día en tu (mi) corazón no?
De esta antitesis heredo una lógica nostalgia recordada del debido modo, te recuerdo en silencio mientras amanece.
Ya es de día y este día llega con un sol que me arranca una sonrisa, me olvido del paraguas y por lo tanto de la paciencia y por lo tanto de vos, supero esta contradicción y salgo a caminar.

Fin

jueves, 4 de septiembre de 2008

Libro de la semana




Cuenta la historia que , un día a mediados de 1976, una anciana prepotente le reclamo a un profesor de literatura de la universidad de Loyola llamado Walker Percy el favor de leer la novela que su hijo escribió 16 años antes, con la atenuante de que este hijo había tomado la decisión de quitarse la vida en 1969. Con la idea de acelerar el posible rechazo, provocado por la lógica incomodidad, este profesor accedió al angustiante mandato, para, por lo menos, cumplir con el pedido y de este modo evitar defraudar a la anciana. Para agradecimiento de miles y miles de futuros lectores el profesor comenzó a leer y leer, sorprenderse y sonreír hasta reírse a carcajadas concluyendo en que lo que tenía en frente de sus ojos merecía ser mucho más que un simple manuscrito condenado al olvido de los archivos. De este modo John Kennedy Toole pasó de ser un muerto anónimo a convertirse en el autor de una de las grandes novelas del siglo XX galardonada incluso con el Premio Pulitzer.
Confieso que me costo mucho comenzar esta novela, no he leído muchas comedias y enfrentarme a una tan impactante y con una primera escena increíblemente bizarra me chocaba. Tal es asi que en mi primer contacto decidí abandonar, pero al igual que el profe Percy retome semanas después ( aquí admito que mi hermano había leído la novela y me insistió para que la retome ) y sinceramente, desde los libros de quino que no me reía tanto con una novela y con un personaje: el gigante Ignatius Reilly. Sobre el gira toda la historia, se trata de un hombre desagradable, odioso e incorrecto ( no solo políticamente sino todos los aspectos posibles ) que a los 30 años vive desocupado con su madre, mientras le declara la guerra a todo el mundo y todas las abominaciones de los tiempos modernos ( sexo, política, jóvenes, religiones),a los que Ignatius acusa de no poseer una “geometría y una teología adecuadas” Todo esto lo hace mientras:
Escribe una gigantesca obra que contiene las grandes denuncias a nuestro siglo, Busca/consigue/pierde/vuelve a buscar trabajo,
Trata con su madre agotada de los grandes problemas que le ocasiona su extravagante hijo
Mantiene una relación por correspondencia con su novia Mirna, mas extravagante que el, cuya opinión es que a Ignatus le hace falta sexo…
Pero el universo de esta historia es mas complejo porque los pasos y desventuras de Ignatius provocan la aparición de una decena personajes, uno mas singular que el otro, en donde Toole, con mucha elegancia, muestra su punto de vista acerca de la sociedad de Nueva Orleans en la década del 60.
La historia comienza cuando por causa de un accidente Reilly se ve obligado a buscar trabajo, situación que obviamente considera terrible, y que desencadena la aparición de estos personajes que actuaran cada uno en su determinado espacio para concluir en un final excelente. Eso es lo genial de esta historia, todo fluye con una sutileza implacable y con una carga de humor e ironía basadas en las sorprendentes declaraciones del protagonista ( “Solo me relaciono con mis iguales y como no tengo iguales no me relaciono con nadie” ). Es una comedia en mayúsculas aunque no seria desacertado colocar el prefijo trági delante, porque hay una tragedia que rodea, la tragedia misma del autor que decidió matarse al caer en una depresión, cuya causa se explica entre otras cosas, por no conseguir editor para esta novela…
Esta es la ironía del mundo, del mundo al cual Ignatius se rebela, la ironía mezclada de comedia y muchas muchas risas. ( hay dos escenas puntuales que no pude parar de reírme ). Esta es la historia que los lectores sabrán apreciar y disfrutar.
No dudaría en ubicarla dentro de los mejores 7 libros que leí en mi vida.

Guille

Pdta1: Gracias pachu por regalármelo